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Colombia pasa por una etapa determinante, los diálogos de paz en la Habana tienen al país a la expectativa de saber en qué terminarán las negociaciones, en las que Tanja  Nijmeijer, es la representante de las mujeres guerrilleras en la mesa, una mujer de la que se puede cuestionar hasta qué punto simboliza los intereses de las mujeres tanto combatientes como excombatientes.

 

¿No será acaso el papel de Tanja, un caso diferente al de las   mujeres   campesinas, excombatientes  que a  diario luchan  por  sobrevivir en  esta  guerra  entre  hombres?

Es muy probable, que la respuesta a esta pregunta sea afirmativa, y que el contexto educativo y de formación establezca la diferencia entre cada una de ellas.

 

Esta guerra liderada, negociada y protagonizada por hombres, genera que las mujeres se constituyan como un valor agregado  durante el conflicto y el post conflicto. Lo cierto, es que muchas se armaron envueltas en un romanticismo, con el único fin de cambiar el mundo o por lo menos el país; otras lo hicieron para seguir a un amor guerrillero o como se visibiliza más en los medios, no lo hicieron por voluntad propia sino porque corrieron con la mala suerte de haber sido reclutadas a la fuerza.

 

En ese contexto, la forma de ver a las mujeres en la guerra ha sido de constante discriminación y más aún en la actualidad, en donde parece que hablar de ese tipo de violencias de género ya no es una necesidad porque han sido evidentes algunos de los cambios que se han dado en la concepción de la realidad patriarcal, sin embargo, este tipo de progresos aún no traspasan todos los ámbitos de la sociedad y este incluye la guerra y los significados que tiene esta para hombres y mujeres.

 

Por un lado,  identificamos en las noticias a mujeres víctimas, que han sido violadas, maltratas y obligadas a abortar, niñas y jóvenes que no saben por qué están en una guerra que pareciera no acabar, que no conocen sobre el comunismo, tampoco saben el origen de las  guerrillas  durante el periodo de la Guerra Fría, y mucho menos lo que significó la Guerra Fría para un país como Colombia, esto derivado de diferentes problemáticas como la falta de oportunidades, resaltando la barrera para el acceso a la educación. Cuando estas mujeres tienen la oportunidad de ser parte de una Organización guerrillera el afán por contar cantidades de combatientes deja a un lado la formación ideológica de cada una de ellas y es de este modo que el circulo vicioso que mantiene el reclutamiento se fortalece.

 

 

Soledad Bravo - La guerrillera

Por otro lado, existen unas mujeres con espíritu revolucionario, basadas en las ideologías Marxistas y  Leninistas, que conocen perfectamente las razones por las que decidieron ponerse un fusil al hombro. Ellas en su momento de militancia se aventuraron a cambiar el futuro del país por un presente incierto, poniendo en riesgo su vida por la causa y viviendo en la clandestinidad entre hombres que muchas veces triplicaban la cifra femenina, pero aun así, muchas no solo fueron militantes sino dirigentes que tuvieron al mando a una gran cantidad de combatientes. Eran mujeres empoderadas que se la gozaron “cagándose el sistema”, como lo cuenta una de ellas en el documental de la Universidad de Antioquia “Mujeres NO contadas”.

 

Así que, ¿por qué debemos hablar de mujeres excombatientes? Porque esta es una sociedad que acepta a los hombres como héroes porque vienen de la guerra,  pero a las mujeres las rechazan porque ni la vida política, ni militante es para ellas. Hay que hablar de mujeres excombatientes, porque ese concepto, incluye hablar de derechos humanos que les son vulnerados a las mujeres en la guerra, de los traumas del postconflicto que se ven reflejados en cicatrices incurables una vez se desmovilizan. Pero también tenemos que discutir sobre este tema, porque las mujeres son constructoras de paz y por eso ya no con un fusil, pero sí detrás de un escritorio, siguen intentando reconstruir un país en el que las diferencias se reduzcan y en el que las mujeres y los hombres puedan buscar una equidad para acabar con la violencia.

 

Lo cierto, es que las mujeres revolucionarias que lucharon por un país distinto desde muy jóvenes, hoy miran atrás y ven que no lograron lo suficiente, que la situación actual del país que se refleja en las mujeres guerrilleras y exguerrilleras contemporáneas son una muestra de vulneración de derechos humanos, basado en una lógica patriarcal que se sigue reproduciendo, aun cuando en el 2013 y 2014 ha resultado un Boom hablar sobre el papel de las mujeres en cada uno de sus ámbitos, pero que al parecer es algo superficial que desafortunadamente pareciera simplemente ser una tema de moda que no ha logrado mayor trascendencia.

 

Esta es la respuesta que nosotras defendemos a lo largo de esta página, que busca ampliar el panorama sobre las mujeres en el postconflicto, en donde esperamos que cada quien se arriesgue a crear su propia respuesta a la pregunta ¿por qué hablar de mujeres excombatientes?

 

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